¿Qué es la Santa Misa?, introducción

La Santa Misa es el mismo sacrificio de la Cruz.
Jesús, la última vez que celebró la Cena Pascual con sus Apóstoles, antes de su Pasión, quiso instituir la Eucaristía. Así podría quedarse Él para siempre con los hombres, haciendo presente eternamente su sacrificio de la Cruz, que iba a ofrecer poco después, dándonos a la vez su Cuerpo y su Sangre como alimento para la vida sobrenatural de nuestra alma.
Para que esto fuera posible realizó en la Última Cena el gran milagro de convertir el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre. Y dio a los Apóstoles el encargo y el poder sagrado de hacer lo mismo en memoria suya. Este poder lo han recibido todos los sacerdotes y sólo ellos.
Así, cada vez que en la Misa el pan y el vino se convierten, por transustanciación en el Cuerpo y Sangre de Jesucristo, se renueva el mismo Sacrificio que ofreció Jesús por nuestra salvación en el Calvario.
En la Misa recibimos el Cuerpo de Jesús como alimento del alma.
El cuerpo de Jesús es el Pan de los fuertes, de los que luchan para ser mejores. En la Comunión, Jesús nos da fuerza y gracia. Cuando comulgamos nos convertimos en Sagrarios vivos en los que habita Jesús, y nos unimos a Él y a los demás cristianos. La Comunión es nuestro alimento espiritual.
Es, por eso, muy importante que te acerques a comulgar siempre que asistas a la Santa Misa. Pero no olvidemos que para comulgar, necesitas estar en gracia de Dios y haber guardado el ayuno eucarístico durante una hora (una medicación se puede tomar).
EL LUGAR DONDE SE CELEBRA LA SANTA MISA
El lugar propio de la celebración de la Santa MIsa es el templo; el templo es llamado también Iglesia, oratorio o capilla.
Dentro del templo el lugar más destacado se llama presbiterio (lugar donde los sacerdotes o presbíteros celebran la Santa Misa). En el presbiterio están:
El altar: mesa e piedra, madera u otro material fuerte, cubierta con unos manteles blancos: sobre ella se celebra la Misa.
En el altar debe haber un Crucifijo y dos velas, al menos, que estarán encendidas durante la Santa Misa.
El ambón: lugar donde el sacerdote lee la Palabra de Dios.
La sede: asientos del sacerdote y demás ministros sagrados que se utiliza en determinados momentos de la Misa.
Pero lo más importante, el centro de todas nuestras iglesias es el Sagrario, porque allí está presente Jesús. A veces el Sagrario está en el altar central; otras veces, en una capilla o altar especial.. En él se conservan, con el mayor cuidado posible y con mucha fe, las Hostias consagradas. Es como el corazón vivo de nuestros templos: la presencia real y escondida de Dios. Junto al Sagrario arde una lamparilla permanentemente para indicarnos que allí está el Señor.
Más información sobre el altar en :
Ordenamiento general
del Misal Romano, 296-298
LOS VASOS SAGRADOS Y OTROS OBJETOS QUE SE USAN EN LA SANTA MISA
El cáliz: copa de oro, plata u otro material noble y digno que utiliza el sacerdote para consagrar el vino.
El copón: vaso sagrado en forma de copa- parecida al cáliz- donde se colocan las Hostias que el sacerdote consagrará y que los fieles recibirán en la Comunión.
La patena: especie de plato del mismo metal que el cáliz en donde el sacerdote coloca la Hostia grande que por la Consagración se convertirá en el Cuerpo de Cristo y que el propio sacerdote comulgará en la Misa.
El corporal: lienzo blanco que el sacerdote extiende en el centro del altar. Sobre él coloca el cáliz, la patena y el copón.
El purificador: lienzo o paño blanco que el sacerdote utiliza para limpiar el cáliz y sus dedos después de la Comunión.
Los cirios encendidos nos recuerdan que Jesús, que se hace presente en la Santa Misa sobre el altar, es la luz que nos guía hacia el cielo.
El misal y los leccionarios: Son los libros que usa el sacerdote para leer las oraciones y las lecturas de la Santa Misa.
LOS ORNAMENTOS SACERDOTALES
Los sacerdotes para celebrar la Santa Misa, se revisten de diversos ornamentos: el más exterior se llama casulla y puede ser de diversos colores:
Los ornamentos blancos simbolizan la gloria, la alegría y la inocencia. Se usan en la conmemoración de los misterios gozosos y gloriosos del Señor, y en las fiestas de la Virgen y de muchos santos.
Los ornamentos morados significan humildad, penitencia y dolor. Se utilizan durante el Adviento y la Cuaresma. Se pueden utilizar también en las Misas de difuntos.
Los ornamentos verdes son símbolo de esperanza, se usan en los domingos llamados del «tiempo ordinario» (desde Epifanía a Cuaresma y después de Pentecostés).
Los ornamentos rojos simbolizan la sangre y el fuego. Se utilizan en las fiestas de Pentecostés y en las de los santos mártires.
LA LENGUA OFICIAL DE LA IGLESIA
La lengua oficial de la Iglesia- antes y después del Concilio vaticano II- es el latín. Por ser un idioma universal, sirve para que todos los cristianos- que somos de tantos países, razas y lenguas- podamos alabar al Señor con una sola voz. Por eso, la Iglesia, que permite la celebración en los diferentes idiomas, aconseja que alguna vez se celebre también en latín.
La imagen proviene de Formación Católica.