Marta y María

Cristo en la casa de Marta y María

 

De Jericó siguió Jesús su camino hacia Jerusalén, para ir a la fiesta de la Encenia. Como quería llegar de improviso, para no dar tiempo a sus enemigos de prepararle la muerte, se detuvo, como otras veces, a unos tres kilómetros de la ciudad santa, en una rica familia que lo amaba muchísimo, compuesta de dos hermanas ( de las cuales la mayor se llamaba Marta y la menor María), y de su hermano, llamado Lázaro.

Apenas llegó el deseado huésped, Marta y María le prepararon la cena. Pero cuando Jesús se puso a instruir a sus discípulos, María dejó sus trabajos, se sentó- según el uso oriental- a los pies del Maestro y, olvidada de todo, escuchaba sus sublimes enseñanzas.

Marta, agobiada por sus trabajos y viendo que su hermana no se movía para ayudarla, se acercó a Jesús, y le dijo: «Señor, ¿no ves cómo mi hermana me deja sola en mis faenas? Dile que me ayude». Pero Jesús, queriendo enseñarle que la vida interior vale mucho más que todas las obras exteriores, dijo: «Marta, Marta, te inquietas y afanas por muchas cosas. Sin embargo, una sola es necesaria. María ha elegido la mejor parte, de la que jamás será despojada».

Así, Jesús, tomando a Marta como símbolo de la vida activa, y a María de la contemplativa, llama mejor a la contemplación de María, aunque acepte con gozo los solícitos cuidados de Marta.

Bibliografía:

«Vida de Jesús»

P.Eusebio Tintori, O.F.M

imagen:
Cristo en casa de Marta y María

JOHANNES VERMEER- 1.654

jhr

"Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, el que cree en mí, vivirá para siempre."

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