Viernes Santo, Pasión de Cristo

«Todo está cumplido.» (Jn 19,30)
Hoy el cielo se oscurece y la tierra tiembla.
El Amor cuelga del madero, desnudo, herido, fiel hasta el extremo.
No hay mayor belleza que este silencio.
No hay mayor victoria que esta entrega.
No hay mayor esperanza que una cruz alzada.
El Viernes Santo no es un funeral:
es la puerta abierta de par en par al Misterio.
Es Dios abrazando al hombre,
en su dolor, en su culpa, en su límite.
Y haciéndolo suyo.
No se entiende sin fe.
No se soporta sin amor.
No se vive sin rodillas.
Hoy no se pide nada.
Hoy se adora.